Dos cazadores están en el bosque cuando uno de ellos de repente cae al suelo. No parece que respire y tiene los ojos vidriosos, de modo que su amigo coge el teléfono móvil y llama al servicio de emergencias:
–Oiga, mi amigo está muerto. ¿Qué hago? ¿Qué hago?
–Cálmese, tranquilo. ¡Estamos aquĂ para ayudarle! Vamos a ver… Lo primero que tiene que hacer es asegurarse de que su amigo está realmente muerto…
Entonces se hace una pausa y a continuaciĂłn se oye un disparo.
El cazador vuelve a coger el teléfono y dice:
–De acuerdo, y ahora, ¿qué hago?
Marta Salinas