Un hombre muy avaro y un árabe están charlando:
–Si me deja casarme con su hija, le daré su peso en oro.
Y el avaro le responde:
–Vale, pero déme tres meses.
–¿Para pensarlo?
–No, para engordar a mi hija.
Sandra Serrano
Un hombre muy avaro y un árabe están charlando:
–Si me deja casarme con su hija, le daré su peso en oro.
Y el avaro le responde:
–Vale, pero déme tres meses.
–¿Para pensarlo?
–No, para engordar a mi hija.
Sandra Serrano