Estaba Jaimito en clase con todos sus compañeros, y mientras la profesora no
llegaba, empezaron a hacer juerga y armar un buen alboroto. Al llegar la profesora,
tras regañarles empezó a interrogar a los niños:
–Juanita, ¿tú qué has hecho?
–Yo he pintado en la pizarra, señorita.
–Muy bien, muy bien… ¿y tú qué hiciste, Pedrito?
–Yo tiré mi pupitre al suelo.
–¿Y tú, Jaimito?
–Yo tiré serpentina por la ventana…
–Muy bien, Jaimito. Niños, aprended de Jaimito, que él es educado, no como
vosotros. Al menos tirar serpentinas es bonito, al fin y al cabo.
Empieza la clase y a los tres minutos llaman a la puerta. Aparece una niña con la
ropa hecha trizas y llena de heridas.
–Pero a ver, ¿tu quién eres?
–Hola, soy Serpentina.
Marta Sálamo