Un hombre entró un dÃa en una tienda de mascotas pidiendo que le vendieran algo
fuera de lo común.
—Tengo exactamente lo que necesita —le respondió el encargado— un ciempiés
inteligente.
—¿Y qué hace este ciempiés?
—Pues lo que usted le pida.
El hombre lo compró y, al llegar a casa, le pidió que le trajera sus pantuflas.
El animal obedeció al punto de la letra. Inmediatamente después encendió la
televisión, le preparó una taza de té a su amo, pasó la aspiradora y planchó la ropa.
A todas estas, el hombre recordó que se habÃa olvidado de comprar el periódico,
asà que le pidió al ciempiés inteligente que saliera a comprarlo. Al cabo de una
hora, el animal aún no habÃa regresado. Pasó otra hora, y nada. Finalmente, el
hombre fue a la puerta y se encontró su ciempiés sentado en las escaleras:
—¿Pero dónde estabas?
—En ninguna parte —respondió el animal — todavÃa no he acabado de ponerme
las botas…
Bryan Santoyo DÃaz