Érase una vez dos hermanos que se llamaban Dignidad y Tonto. Fueron a dar una
vuelta juntos, pero a Dignidad le entraron unas ganas repentinas de ir al lavabo y
tuvo que volver corriendo a casa. Mientras, Tonto, que lo estaba esperando, tiró un
papelito que ya no querÃa al suelo. Un señor que pasaba a su lado le increpó:
—¿Pero dónde está tu dignidad? ¡IncÃvico!
—Mi dignidad, señor, está cagando…
Unai Sánchez de Cortázar